Este itinerario nos mostrará unos buenos ejemplos de la que, hasta hace medio siglo, era la vida de aquellos pastores que hicieron suyas estas montañas. Conoceremos una excelente muestra de lo que fue la arquitectura ganadera en estas tierras, los corrales de montaña, los cuales, tal vez, constituyen la parte más frágil de nuestro patrimonio, ya que, abandonados y olvidados, están sometidos a un deterioro irremediable. Y esta visita la haremos, como no podía ser de otra manera, pisando los mismos caminos que bestias y hombres utilizaban para desplazarse.
El recorrido empieza en el mismo pueblo de La Carroja. Siguiendo la calle principal cruzaremos todo el pueblo hasta llegar a la última casa, desde donde comienza una senda que baja en pendiente hacia el río Gallinera. Este camino es la cañada de La Carroja, camino destinado al paso del rebaño hacia el pasto. Desde este punto ya podremos vislumbrar lo que será nuestro destino, los tres corrales de La Carroja. Seguiremos este camino hasta llegar a un gran algarrobo donde el camino se bifurca en dos. Tomaremos el ramal de la derecha. Cerca de esta bifurcación, y antes de comenzar el descenso hacia el río, podremos ver un refugio de margen en un bancal en el camino donde, en caso de tormenta inesperada, el agricultor podía refugiarse o dejar la cosecha en lugar seguro.
Continuaremos el camino bajando hasta el cauce del río. Debemos tener en cuenta que en épocas de lluvia no se podrá pasar, ya que el río suele ir con un gran caudal de agua. Si el río no lleva agua, podremos pasar y seguir unos metros río arriba y veremos el sendero empedrado, en escalinata ligera, que sube a la derecha. El camino nos llevará a las puertas del primer corral, el cual se encuentra un poco separado de los otros dos. Al llegar, la cañada termina, ya que las ovejas podían campar libremente para buscar el deseado pastoreo, o bien se refugiaban en su corral. Desde el primer corral hay una senda que nos acerca a los otros dos.
La senda que nos ha llevado al corral continúa hacia el este hasta llegar al barranco dels Coloms, donde se sumerge hacia su lecho para después ascender ya al otro lado del barranco. La senda continúa y llega al camino de La Solana. Desde aquí se puede volver por Benissivà, atravesando, de nuevo, el río Gallinera. De Benissivà volveremos a nuestro punto de salida, La Carroja, por la ruta de los 8 pueblos.