PIEDRA SECA
Podríamos definir la Vall de Gallinera como un valle estrecho y arisco, pero de tierras fértiles. Esta singularidad, junto con la necesidad en tiempos donde la economía de las familias estaba basada en la agricultura de autosubsistencia, llevó a sus habitantes a aprovechar hasta el último palmo de tierra con posibilidades de ser cultivado transformando, de este modo, la difícil orografía de la Vall en un lugar organizado en una innumerable secuencia de aterrazamientos o bancales. Esta transformación del paisaje —que ya sorprendió a Cavanilles—, no habría sido posible sin el uso de la técnica de la piedra seca.
Queda claro que la mayor obra de piedra seca hecha en la Vall, sería sin lugar a dudas, el aterrazamiento de infinidad de bancales, que han modelado el paisaje, originando una mezcla extraordinaria de naturaleza y cultura, resultado de una obra inmensa llevada a cabo desde hace siglos.
Pero no solo esta técnica constructiva —basada en el uso de la piedra como único elemento de construcción, sin ningún material aglutinante—, fue empleada para la construcción de márgenes. Con ella también se construyeron espectaculares caminos de herradura, trazados magistralmente para poder salvar los impedimentos orográficos y a la vez poder transitar con el ganado cargado con las rentas de la agricultura; también encontraremos edificaciones ligadas en la vida rural, más pequeñas pero no menos interesantes, como capillas de pozos y cisternas, corrales, hornos de cal, barraques de roter, refugios de margen, alcabores, canalizaciones de desagües, etc.
La caprichosa geología de la Vall de Gallinera provoca que encontremos rocas y piedras diferentes según la zona donde nos hallemos, y como normalmente las rocas empleadas en la construcción eran del mismo lugar donde se pretendía realizar la obra, podremos descubrir márgenes y construcciones de piedra seca de diferentes tipologías, puesto que además de la destreza del maestro margenador, son las características físicas del pedregal las que condicionan el aspecto final de las estructuras construidas.
La piedra seca es una técnica constructiva respetuosa con la naturaleza, que convive y se adapta perfectamente a todos los ecosistemas. Facilita la infiltración del agua de lluvia y frena la erosión. Los espacios vacíos entre las piedras son aprovechados por insectos, reptiles, aves y pequeños mamíferos; y al mismo tiempo son el hábitat de algunas plantas rupícolas, endémicas de nuestras tierras.
En estas construcciones perdura la memoria de una sociedad completamente ligada a la tierra, hoy en día casi perdida. Este motivo y otros que todos ya conocemos, han repercutido en una ausencia de mantenimiento que está poniendo en peligro la conservación de este magnífico patrimonio.
Detenerse a pensar en el uso de estas construcciones nos hará redescubrir el mundo de nuestros antepasados y valorar un patrimonio que es parte de nuestra cultura y forma parte indisoluble de nuestro paisaje.
