La Font del Llimener es la única fuente de importancia relevante de la solana de la Vall. Aunque es cierto que hay otras, estas, sin embargo, tienen un caudal muy irregular y, a menudo solo esporádico, siguiendo siempre el ritmo de las lluvias abundantes. Se recomienda visitar la vertiente de la solana de la Vall en invierno y principios de primavera, o en otoño, especialmente después de las primeras y refrescantes lluvias de finales de verano, ya que la incidencia de los rayos solares es hiriente desde media mañana hasta bien entrada la tarde, especialmente los meses en los que hace el día más largo. El Llimener es una partida situada en la ladera de mediodía, mirando al pueblo de Alpatró, guardando el barranco de Benissili y vigilando toda la sierra Foradada, a la que abraza, en su parte más interior: los Llombos, El Xarpolar y el castillo de Benissili.
Saldremos desde Alpatró, por delante de la almazara de los Moltó (actual Museo Etnológico de la Unió Cultural d’Amics de la Vall de Gallinera) y, bajando las rampas que llevan al camino de La Carroja por el río Gallinera, pasaremos por las antiguas eras donde se abanicaba el trigo.
Desde el pueblo y mirando hacia la tramontana vemos el Castellot, los corrales y las chumberas. El Castellot era una torre -refugio que tenía la función de acoger la población de la alquería de Alpatró en momentos de inestabilidad. Su cronología se remonta al siglo XIII. En este punto también han aparecido restos de la Edad del Bronce y de la época ibérica (Torró, 1985).
El sendero zigzaguea bajando hacia el río y a la derecha dejamos el camino viejo de La Carroja. Pasaremos por delante de un roquedal de piedras grisáceas y lisas, entre cuyas rendijas crecen sedos, musgos y helechos pequeños como la doradilla (Ceterach officinarum). Llegamos al cauce del río y lo atravesamos en el punto donde se juntan los barrancos de Benissili y de Llombai. El sendero continúa por el borde de este segundo barranco hasta llegar a una antigua cantera donde hay unas cruces picadas en la piedra y restos de la extracción de algunas piezas de portal. Continuaremos por la izquierda y seguiremos hacia arriba, disfrutando de la gran diversidad de hierbas y matorrales que se muestran en nuestro paso: rompepiedras (Hypericum ericoides), té verde (Jasonia glutinosa), coris (Coris monspeliensis), brezo pequeño (Erica terminalis) y algunas uñas de gato (Sedum sp). Los bancos de piedra desnuda alternan con matorral propio de lugares soleados con brezo (Erica multiflora), romero (Rosmarinus officinalis), lentisco (Pistacia lentiscus), ajenjo (Aphyllanthes monspeliensis), labiérnago (Phillyrea angustifolia), cerrillo (Hyparrhenia hirta), palmito (Chamaerops humilis) y tantas otras.
A la derecha del sendero encontramos una finca con unos márgenes inmensos, un trabajo a elogiar, y en lo alto de estos bancales llegamos a la fuente que mana desde dentro de una covacha.
Si seguimos el sendero hacia arriba llegamos a una valla metálica. Hacia la izquierda, los restos de El Molinet, hacia la derecha saldremos a la pista de La Llacuna y L’Orxa.
Si queremos hacer un recorrido más largo, podemos volver por la izquierda de la pista y bajar directos al pueblo de Llombai, siempre por la pista, o desviarnos a la derecha para bajar por un camino a Benissili, la costera del Rellamp.