
LlOMBAI, denominada con las variantes Lombayer, Lombart, Lombaer, Lombay, Llombay, en texto árabe de 1368, /al-Lumbar/. Documentado por primera vez en el Llibre de la col·lecta del morabatí de les valls de Gallinera i Ebo (1369). La etimología del topónimo no es árabe, parece más bien ser un derivado de la voz latina lumbus, ‘loma’, quizás en referencia a la loma de marga que hay en el pueblo, donde los niños han jugado siempre a tirarse con un saco el tercer día de Pascua. Siempre ha sido considerado un anexo de Alpatró, y para llegar nos tenemos que desviar de la CV-700, por Alpatró, camino de Benissili. No dispone de iglesia ni de cementerio propio, pertenece a la parroquia de Alpatró.
Es una pequeña aldea, situada en la vertiente norte de la sierra Foradada, a 420 metros de altitud. La forman unas trece casas abandonadas y algunas ya en ruinas, despoblada desde los años setenta y sin servicios.
El rincón más bonito del pueblo es la fuente y el lavadero de toda la vida, donde incluso había césped natural. Alrededor de la fuente hay una senda que lleva a las huertas que riegan de los sobrantes del agua de la fuente.
Despoblado pero lleno de misterios y leyendas, según nos cuenta Ramon Llorens, que habla de un lugar adecuado para las brujas:
Durant les fredes nits de l’hivern hi acudien les bruixes de tota la muntanya ―des que es despoblà el llogaret― per fer els seus conjurs i ballar fins quedar capolades, algunes; d’altres s’hi estaven una estona més, dansant fins que apareixia, a l’horitzó, la primera claror del dia. Sens dubte, aquestes eren les més joves.
Después estaba la Buberota, una especie de bruja que salía por el puente del término, junto a Llombai, y que se llevaba a los niños que no querían hacer la siesta.
Además de las leyendas, Llombai hospedaba a un personaje turbio que apareció a principios de los cincuenta. Era Stefan-Gregor Raiter, nacido en la ciudad yugoslava de Ivankovo, actualmente Croacia, que vino a refugiarse a la Vall después de la Segunda Guerra Mundial, y murió el 12 de diciembre de 1977 en su casita de Llombai. Un personaje de pasado nazi que consiguió paz y tranquilidad en la Vall, donde vino con muchos recursos y patrimonio, una parte de los cuales que destinó a la construcción de una caseta al lado del castillo de Alcalà, y otras partes regaladas, quién sabe si para comprar silencios…

